Ela Minus: la música como acto de rebelión, reflexión y sacrificio





OCTOBER 29, 2020
TEXT Mauricio Atencia

Enfrentarse a la música de Ela Minus, es entregarse a su punzante e íntima voz con un conjunto de selección de máquinas análogas que funcionan como la extensión de su cuerpo, siendo parte crucial de un manifiesto sonoro que honra el día a día a una velocidad que, desde 2015 la ha posicionado como una artista que poco a poco paso de hacer música como hobby, pasión y amor, a convertirse en su trabajo de vida, en un trabajo que la ha llevado a diferentes partes del mundo en formato live, el cual se define como un vistazo al mundo íntimo y visceral de ella y su música, un mundo que la ha llevado a convertirse en la primera artista latina y colombiana en firmar para Domino Records, esto gracias a su dedicación y como dice ella, a creer “más en los actos pequeños, constantes, pacientes y poderosos que en las grandes hazañas inmediatas”.

“Realmente la firma con Domino Records se dio después de que el disco ya estaba terminado”, me cuenta Gabriela Jimeno antes de empezar la entrevista, añadiendo que la respuesta sobre los singles que han salido bajo su proyecto Ela Minus, fue algo q ue, honestamente, no deja de sorprenderla. “No estoy abrumada, pero sí muy emocionada. La verdad no tenía idea que la gente iba responder así al primer single”, anota sobre su track “Megapunk”, una pista que desde su canal de Youtube se llenó de una cantidad de comentarios firmados por personas de todas partes del mundo, donde algunas aseguraban no conocer su música pero que toparse con ella y su canciones y letras, era lo mejor, y hasta le agradecían al algoritmo de YouTube.

Desde Medellín, Mauricio Atencia se reunió con Ela Minus para tener una conversación que repasa cómo el ser una mujer latina y colombiana, no fue un impedimento para formarse como una artista, música y productora que inició tomando clases de piano y creando una banda de hardcore, hasta ganarse una beca mientras tocaba la batería y estaba en clases de jazz, escalando con el tiempo a traspasar barreras musicales, creando así sus propios sintetizadores para componer música electrónica y tener una voz, su propia voz, la voz de Ela Minus.




Comprendiendo que tú álbum es una biografía musical sobre tu vida, ¿podrías contarme cómo era tu postura sobre la música y en qué pensabas cuando formaste parte de la banda de hardcore con tus amigos?



La banda fue con unos amigos del colegio, pero en ese momento era super chiquita. Estuve en la banda desde los 12 hasta los 18 años, y siendo sincera no recuerdo exactamente en qué estaba pensando. Simplemente quería hacer música y tenía ganas de ser parte de algo más grande que yo misma, lo cual en ese momento era una banda y una escena de hardcore.


En Colombia no es común que una hija o hijo quiera dedicarse a la música y casi siempre los papás se asustan cuando ven que sus hijos prefieren el campo del arte y no otra cosa. Teniendo en cuenta que en Colombia las familias son un poco conservadoras, ¿cómo el hecho de ser mujer e hija, fue una barrera para ti y para el núcleo familiar?



Para mi fue algo de ser muy afortunada. Yo nunca tuve que decir: ‘Me voy a dedicar a la música’. Nunca tuve ese momento de graduarme del colegio, cumplir 18 años y tener que escoger una carrera porque empecé desde muy chiquita e intensa a interesarme por la música. Desde los 9 años ya quería tocar batería y le dije a mi mamá y la respuesta fue super esperada. No fue como, ‘Ni por el putas vas hacer música’. Fue más como, ‘Si quieres hacer música, te metemos a clases de piano’, entonces estuve en clase de piano y después empezó la banda y todo el tiempo era un hobby, tipo lo que hace la niña después del colegio. No era algo profesional, pero lo hice literalmente, todos los días de mi vida desde los 12 hasta los 18 años, entonces para mis papás no fue como de un día a otro o de un año a otro. Yo salí con la idea de que iba hacer música y para ellos fue como ‘Okay, esta niña lleva desde los 9 hasta los 18 años ensayando con la banda, todos los días, yendo a clases de piano’. Ya era muy evidente que esa era mi vida.

Y también tuve muchísima suerte con la banda porque todos teníamos ganas de estudiar música y aplicamos a unas escuelas y a mí me dieron una beca muy buena, la cual gané antes de graduarme del colegio, entonces con la beca y ya casi diez años de ser tan juiciosa, mis papás entre ellos tenían mucho miedo y, como todos los papás y mamás, así como tú dices de ser niña, tocar batería y vivir en Colombia, les daba pánico que solo hiciera esto, aunque me lo decían de vez en cuando pero creo que entre ellos se apoyaron muchísimo en decir, ‘Lleva diez años haciendo esto, tiene una beca, no nos va tocar pagar a nosotros. No hay muchas opciones de no dejarla hacer eso’. Además, desde muy pequeña he sido muy rebelde y ellos sabían eso. O sea, no me importaba qué me dijeran y que no podía hacer algo porque igual iba y lo hacía, así que después de tantos años, de esa actitud y de no cometer errores, lo entendieron, porque aunque era rebelde, no era como que me fuera de fiesta y volvía ebria dos días después, no, era más de que me iba, tocaba tres conciertos y llegaba al colegio al otro día juiciosa, entonces también me gané el respeto de mi familia.

Empezaste con el piano y luego el hardcore. ¿Cómo llegan esos cambios musicales a ti y cómo es eso para tú familia de, listo, estudiaste piano, ganaste una beca y ahora quieres irte por la música electrónica, que para ajustar no es un género bien visto a nivel latinoamericano y más en Colombia? ¿Cómo fue esto para ellos?


Ha sido un proceso largo. Yo literalmente toda mi vida he estado haciendo música, y vuelvo otra vez un poco a lo anterior, de que no es como que de un día a otro haya dicho: ‘De hoy en adelante voy hacer música electrónica’. Todo ha sido un proceso. Mi mamá sabía que yo en realidad quería tocar batería y me metió a las clases de piano porque ella quiso, entonces cuando cambié de piano a batería, ella ya lo veía venir; no fue una sorpresa. Después llegó la beca y me la dieron por tocar batería mientras estaba estudiando jazz, entonces ya eso fue un cambio grande de estar tocando hardcore y pasar de esa escena rock a estudiar jazz. Y cuando estaba en la universidad me empecé a meter más en la música electrónica, empecé a ir a clubes que fue algo que nunca hice en Colombia porque cuando era más pequeña estaba completamente en la escena hardcore, y descubrí ese mundo cuando llegué a Estados Unidos a estudiar y ahí me empezó a gustar cada vez más.

Ya estando en la universidad, hice una segunda carrera que era síntesis de audio y lo que quería era aprender a hacer sintetizadores porque me fascinaba. Literalmente, me fascinaba la electrónica y los sonidos y quería diseñar sintes. Esa fue la razón principal y es ahí cuando todo va teniendo sentido. Luego de graduarme de las dos carreras me dije: ‘Odio los computadores, odio hacer música electrónica con las computadoras. Voy a construir sintes’, y empecé a hacer eso y comencé a hacer mi propia música electrónica que ha sido un proceso largo. Por otro lado, yo estaba viviendo en Estado Unidos, entonces eso que me dices de la música electrónica, de ser mal vista en Latinoamérica y Colombia, no lo viví porque yo ya estaba acá entre New York y Boston de forma independiente y no tenía esa presión social de lo que estaba haciendo. Me sentía mucho más libre y estaba lejos de mi familia, de la sociedad colombiana, etc., entonces era mucho más fácil hacer lo que quisiera sin presión.

En ese proceso de construir tus propios sintes, ¿cómo fue esa transición entre querer componer música, ser artista y dar con tu propia voz?


La verdad nunca fue una decisión consciente. Simplemente estaba muy tranquila con mi vida, ganando lo suficiente para vivir tranquila entre el trabajo, construir los sintes y además tocaba batería para grabar en estudios y para tocar con otros artistas. Estaba tranquila y creo que, precisamente por esa tranquilidad, tanto monetaria como en el resto de cosas, era solo un hobby. Yo nunca quise hacer un proyecto, nunca quise ser artista, nunca quise ser Ela Minus como una cosa seria, simplemente tenía ganas de hacer canciones, de hacer sintes y lo hice y ya. La verdad es que no planee nada. Simplemente, hice esas primeras canciones y las puse en YouTube y empecé a tocar conciertos en vivo también por jugar, como un hobby. Después me di cuenta que llevaba un par de años tocando en vivo como Ela Minus y que a la gente le estaba gustando mi música, mi show y a mí también me estaba gustando hacerlo y me lo empecé a tomar más en serio, pero fueron varios años de no tomármelo en serio sino de hacerlo porque quería, por divertirme.


Y en ese punto de formarte como un proyecto serio y al cual debes dedicarle gran tiempo en el resto del día y la semana, ¿cómo fueron esos desafíos que debiste enfrentar y cómo han cambiado con el tiempo?


Suspira. Muchísimos desafíos. Básicamente es una vida de sacrificios porque no es como dedicarle un par de horas al día, es dedicarle todos los días enteros. Desde mi experiencia, fue más como una realización de, llevo un año donde todos los días de este año solamente he trabajado en Ela Minus, ya sea porque estoy de gira, que pueden ser tres meses en los cuales no puedo hacer nada más que tocar conciertos y estar trabajando en el proyecto. Y si estaba grabando, igual. Realmente fue una realización de mirar atrás y de que esto es un trabajo de tiempo completo porque uno en realidad y desde mi experiencia, ha sido de los retos más grandes. Todo lo he sacrificado por esto, por la música. Es difícil tener relaciones porque nunca estás en la misma ciudad, es difícil hacer otros proyectos porque te consume todo el tiempo… Estos han sido sacrificios bastante grandes, pero gracias a la misma experiencia que he tenido tantos años desde pequeña, sabía que eso es lo que hay que hacer para que valga la pena. Uno tiene que poner todo lo que uno es en algo que está haciendo porque sino no se le devuelve. Lo que uno pone es lo que se le devuelve a uno. Ese fue el reto: aceptar eso y ahora que lo he aceptado, estoy mucho más tranquila porque es como cuando tomas una decisión en tu vida, y es como, ‘Este es mi camino y esto es lo que voy hacer. Okay, vamos con toda’, y es ahí cuando uno hace la paz con eso y ya no se siente como un sacrificio sino como la vida.


Escuchando todo esto que me cuentas, se puede decir que es ahí donde entra el nombre del disco. No de forma tan literal, pero sí de que te enfrentaste a un montón de cosas para abandonar todo y dedicarte a tu proyecto, donde siento que se convergen todos los miedos, las alegrías, la comunión con otras personas y la desilusión.



Total. Ese momento que te digo que acepte que era Ela Minus, fue el momento en que me tome en serio el proyecto y decidí que iba hacer el disco. Y ahora que todo iba en serio, hice todo lo que acabas de mencionar, de reflejar toda esta experiencia de lo que soy en una larga duración. Eso es el disco que hice.




Mirando las letras de tu disco y que en este momento no se pueden disfrutar en vivo, se nota una postura política, y me gustaría saber qué tan importante es para ti ver la música cómo una forma para hablar de las cosas que pasan en el mundo.


Es muy importante, y creo que no solo en la música. En mi opinión, para nosotros como latinoamericanos es absolutamente evidente, pero para el resto del mundo está empezando a ser evidente que no hay opción sino se pone atención, se habla y se actúa, así que ser parte activa de un cambio es necesario porque todo se está yendo a la mierda. También creo que la responsabilidad de un ser humano que está vivo en este momento, es entender que no hay opción de mantenerse neutro y no importa la profesión que uno tiene, pero es más evidente si uno es artista y está trayendo al mundo algo nuevo y estás creando algo que no existía. En un momento así, creo que lo único importante es estar diciendo la verdad, siendo un espejo de la realidad.

Continuando con la postura política, en tú canción “Megapunk”, la pista inicia diciendo que “Tememos que se nos acabe el tiempo para defender nuestros derechos”. Podrías hablarnos de todo el mensaje que hay detrás de esta letra. ¿Qué pasaba contigo cuando decidiste escribir esta letra y usarla como un mensaje de protesta sobre las cosas que han pasado en el mundo y de que ya es momento de despertar y como dice la canción, ‘no las van a detener’?


La verdad no me parece tan relevante lo que estaba pasando por mi cabeza en ese momento, porque yo intente mucho hacer la letra para que fuera una canción de protesta para cualquier persona que tuviera una razón para levantarse a pelear, y no como una sola lucha. Inicialmente, para mí era más de hacer una canción de protesta feminista, y cuando la estaba escuchando y terminando de escribir, pensé: ‘Obviamente quiero que sea una protesta feminista pero también quiero que sea la canción para otras personas que tienen muchas cosas que pelear y quiero darles una canción a muchas causas’. Por otro lado, es evidente que una de las razones más grandes fue el feminismo. La verdad siento que, como mujeres, entre uno más crece, entre más adulto se vuelve, empiece a ver todas las maneras en que el mundo nos afecta y espicha todo el tiempo y nos intenta como estar pordebajeando, entonces entre una más crece y conoce, más rabia le da y más ganas de cambiarlo todo. Esa ha sido mi experiencia, porque cuando era chiquita, siendo la única mujer de una banda, no era consciente de todas las cosas que estaban pasando en la dinámica de ser la única mujer, y ya después de una vida entera en esa dinámica, es como esto no puede seguir así, hay que cambiarlo.

Es claro que las mujeres tienen el mismo y hasta más poder que un hombre dentro de la música, enviando mensajes por medio de sus letras y música. ¿Qué tan importante es que cada vez se estén sumando más mujeres y quieran enviar mensajes al mundo, cosa que los hombres rara vez hacen?


Buen punto y me parece muy importante. Muy, muy importante. Primero que todo, creo que honestamente cualquier cosa que haga una mujer públicamente, y sobre todo en las artes y hablando específicamente de la música, ya está mandando un mensaje. Solo con sus acciones. Comparado con un hombre, el hecho de que una mujer logre cosas, ya es un mensaje en sí. Por ejemplo, yo antes creía mucho que por la naturaleza de la música que estaba haciendo y tocando batería, pensaba que no tenía como una voz literal de escribir las canciones, entonces sentía que lo mejor que yo podía dar para esa lucha feminista, era ser un ejemplo y ojalá eso inspirará a otras mujeres, pero ahora que escribo canciones, es lo que tú dices y tengo una voz más literal y me parece muy importante porque rompe ese esquema de, “las mujeres tenemos simplemente que quedarnos calladas y vernos bonitas y ya”. O sea, todavía es desafiar una idea y romper ese molde de un paso más allá, así como tú lo dices: la naturaleza de las mujeres es que somos mucho más frenteras, somos mucho más directas, realistas, y creo que todas esas son características que hacen falta en el mundo y más en la música.

En ese camino de aprovechar tu voz como artista, música y productora, diste con ECO que es un colectivo/proyecto conformado solo por mujeres y está sirviendo parasentar unas bases no solo a nivel colombiano sino latinoamericano. ¿Puedes contarnos cómo el colectivo ha sido importante para ti, tanto como persona y artista?


Ha sido, honestamente, de los encuentros y eventos del 2020 más bonitos, porque yo en realidad soy bastante solitaria y viví bastantes años fuera de Colombia; y aunque siento una conexión fuerte con mi país siempre he querido estar más involucrada, poder ser parte de algo y no desde un punto de vista de ser artista sino simplemente como fan de la música colombiana. Siempre tenía ganas de ser partícipe y poder compartir lo que yo tengo por decir desde mi experiencia y conocimiento, ayudando a crecer la escena un poco, pero estaba muy desconectada porque por más que quisiera estar conectada e ir una sola vez al año a Colombia, era difícil hacer amistades reales y estar al día con todo lo que pasaba, y más con las mujeres, porque tanto en Colombia como a nivel latinoamericano, las mujeres estamos acostumbradas a tener que competir entre nosotras en vez de unirnos y generar sororidad y apoyarnos mutuamente, cuidándonos en un contexto físico y peligroso como es la música electrónica, entonces cuando me encontré con Juliana, Luisa, Melisa, María y Valentina, fue como, ‘Esto es exactamente lo que he estado buscando por años y ser parte de algo más grande que no se trata de un individuo sino de todas juntas’. Ha sido hermoso y en realidad estoy muy emocionada porque apenas es el comienzo y siento que es un grupo super interesante con un montón de talento en todas las áreas y tienen mucho por decir con un resto de fuerza. Siento mucha fuerza en ellas y eso es muy emocionante.

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